martes, 3 de mayo de 2011

Enrique Acuña: “El poeta le lleva la delantera al analista”


Con la mesa sobre psicoanálisis y literatura se cerró el mes de abril del ciclo llamado Hojas en otoño. Durante casi una hora y media, el psicoanalista y escritor Enrique Acuña, de reconocida trayectoria, dialogó con el público sobre su experiencia acerca de las relaciones (a veces difíciles) entre la creación y el inconsciente.
Autor de Resonancia y silencio. El psicoanálisis y otras poéticas (Edulp, 2009), durante la charla se tocaron muchos temas que se abordan en su libro. Poniendo en práctica la teoría del iceberg planteada por Hemingway, Acuña tiró puntas de interesantes conceptos y teorías que permanecieron “resonando” en el auditorio. Por la complejidad o especificad, algunos temas encendieron chispas que un espectador activo no durará de buscar en el libro citado.
Respondiendo a la pregunta acerca de la relación entre psicoanálisis y literatura, el autor observó que la cuestión no es tan fácil de argumentar, más teniendo en cuenta que muchas veces, se la plantea también “al psicoanálisis frente a la literatura”. Malos entendidos, errores de práctica y cuestiones de procedimientos contribuyen a este fenómeno.
En lo que a deudas y préstamos respecta, Acuña parafraseó a Jacques Lacan y dijo: “El poeta le lleva la delantera al analista”. El psicoanalista francés había dicho esta frase en un homenaje a su compatriota, la escritora Marguerite Duras; entre otras cosas, Lacan decía que la novelista había realizado en sus obras, operaciones de lenguaje que él trataba de explicar a través de la lingüística y distintos autores teóricos.
En la misma línea, pueden marcarse una línea de influencias en la obra de Sigmund Freud, que iría de los griegos a Dostoievsky, pasando por Shakespeare, Nietzsche, Schöpenhauer, entre otros.
Sobre la influencia opuesta, es decir, del psicoanálisis a la literatura, Acuña citó su ensayo “Problemas de la melancolía en Alejandra Pizarnik”. Se trata de un texto polémico en donde se habla de cómo la herencia del surrealismo se convirtió en una versión en donde la poesía tenía que realizarse con la biografía. El “hay que escribir como se vive”, ponía hincapié en una escritura de la mente, del ser del individuo en su obra. “Pizarnik es un sacrificio de la época”, concluyó Acuña.
Lo anterior está relacionado con un abuso de aplicar el psicoanálisis a las vidas literarias y no a las obras. “Se buscaba en la vida del autor motivos para explicar por qué el tema elegido era tal o cual”, expresó.
Acuña también habló del problema de pensar el psicoanálisis como una narratología. El cuéntame tu vida, el pensar que se puede historizar todo y la idea de recuperar el pasado, generan rechazo porque mucha gente lo ve como algo parecido a la literatura del yo: “el buen cuento autobiográfico”.
“Lo interesante es ver el inconsciente como un tiempo, y no un tiempo narratológico, hay un corte, un agujero, el inconsciente aparece donde no hay palabra”, dijo Acuña, afirmando que “el inconsciente es el punto de escansión temporal, el punto donde el individuo se cierra”.
Para finalizar el autor habló de su actividad como escritor, y dijo ser muy respetuoso a la hora de cambiar el traje de analista por el de autor de ficción. Muchos de sus poemas publicados debieron superar su propia autocensura y sólo fueron publicados tras la forzosa insistencia de sus editores.
El ciclo continúa el próximo jueves 5 de mayo, inaugurando un nuevo mes titulado Para ellos la eternidad, con un homenaje a Rodolfo Walsh, con la presencia de la escritora y crítica literaria Elsa Drucaroff y del periodista y escritor Enrique Arrosagaray.

Emmanuel Burgueño
Nota publicada en el diario Diagonales el 3 de mayo de 2011.
FOTO: ARCHIVO MILBOTELLAS.

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