lunes, 13 de diciembre de 2010

"Escribir es casi como un trabajo actoral"


El ciclo Cuatro Ficciones cerró el año 2010 con un encuentro de lujo, inolvidable. La trayectoria de la invitada del pasado jueves, Vlady Kociancich, ya ameritaba interés. Y se le sumó las ganas con que la escritora habló de sus obras como también del oficio de escritor, de sus recuerdos con Jorge Luis Borges y Bioy Casares e Isidoro Blaisten, entre otros escritores. Una charla que hizo honor a un ciclo que atravesó todo el año, siempre con la literatura como tema.
La charla comenzó hablando sobre la última novela de Vlady Kociancich, Cuadro de una muerte dudosa. “El género policial es una tentación para todo escritor y por eso ya en libros anteriores venía abordando el género”, comentó Kociancich. Reconoció que se trata de una novela que rompe ciertos esquemas del género, como por ejemplo, que la novela se inicia con un suicidio del que todos dudan si acaso se trató de un crimen. Y el que menos duda del asesinato es el que lleva adelante la investigación, Juan Turner, juez de paz del pueblo bonaerense de Las Rosas. Sobre el género reiteró elogios a su favorita, la novelista P. D. James. Sin embargo, su protector y maestro es el escritor Joseph Conrad.
Al reconstruir sus inicios como escritora recordó una anécdota propia de la ficción. “Mi primer cuento lo mandé a la revista Billiken, se llamaba “Mi zapatito azul” y era un cuento muy malo. Fue mi primer rechazo literario. Con mucho respeto me dijeron que no lo iban a publicar. Años después, me enteré que esa carta la escribió mi amigo Isidoro Blaisten, que trabajaba en la revista respondiendo las cartas de lectores” contó la autora de Cuando leas esta carta.
Kociancich comenzó publicando un libro de cuentos, Coraje, de 1971, aunque su consagración llegó con su primera novela, La octava maravilla, de 1982. “Esa novela comenzó como un cuento y terminó en novela. El cuento es como una iluminación, parecido a un poema. Con la novela uno convive. Yo creo que la escritura es como trabajo actoral, yo voy mutando de personalidad según mis historias”, explicó.
Antes del cierre, la charla dedicó un largo tiempo a su trabajo con Jorge Luis Borges. “Lo más importante fue la biblioteca, además de sus charlas. Lo conocí a los 18 años, en la carrera de Letras. Apenas nos conocimos, él me propuso estudiar inglés antiguo”, contó la autora, en una anécdota que abrió lugar a otros tantos recuerdos. “La biblioteca de Borges era chica, tenía lo que leía siempre, no mucho más. Incluso, cuando le regalaron la Enciclopedia Británica tuvo que achicar la biblioteca porque no entraba en su departamento”. Y la comparó con la biblioteca de Bioy Casares: “Era inmensa. Tenía ambientes enteros de libros”. Y para cerrar el capítulo Borges, citó una frase que solía repetir el autor de El Aleph: “El único orgullo que tenía era su ética”.
Vlady Kociancich se despidió con un consejo para escritores: “escribir un diario, reflexiones, algo personal, que permite “aflojar la mano”, a modo de ejercicio. Y escribir a mano”. Con su presencia, se cerró el ciclo Cuatro Ficciones del año 2010, organizado por la Editorial Mil Botellas. El ciclo retomará en marzo del 2011, donde cada jueves la literatura será la protagonista.

Ramón D. Tarruella
Foto: ARCHIVO MIL BOTELLAS
Nota publicada el domingo 12 de diciembre de 2010 en el diario Diagonales

No hay comentarios: