martes, 16 de marzo de 2010

"MIS NOVELAS LAS PIENSO COMO CUENTOS"

El segundo encuentro del ciclo, en el año 2010, no pudo ser más auspicioso. El auditorio del Malvinas repleto, el invitado, Guillermo Martínez, predispuesto a hablar de cualquier tema, y un público entusiasmado y participativo. En una charla que duró más de una hora y media, el autor de Crímenes imperceptibles repasó la influencia de su padre en la literatura, algunos secretos de sus obras y como no podía faltar, la relación de las matemáticas con la literatura.
Guillermo Martínez comenzó el encuentro expresando su especial afecto a la ciudad de La Plata. Su padre hizo la carrera de ingeniería agrónoma en la ciudad, y tuvo una intensa militancia política en agrupaciones izquierdas. Su padre además, tiene una novela sobre La Plata, a la que calificó de “muy graciosa”. Y fue en su casa donde comenzó su camino en la literatura. Oriundo de Bahía Blanca, Guillermo Martínez comenzó a escribir cuentos antes de iniciar la carrera de matemáticas. “Los cuentos de mi primer libro, Infierno grande, fueron escritos antes de los 20 años. Y lo que me permitió publicarlo fue haber obtenido el premio Fondo Nacional de las Artes”, aclaró, en referencia al libro publicado en 1989.
Su formación literaria continuó en el taller literario de Liliana Heker ya cuando vivía en Buenos Aires. “En ese taller todos querían publicar, y la mayoría publicaron. Pero no todos continuaron dedicándose a la literatura. Muchos querían publicar como parte de un salto en su carrera profesional”, comentó Martínez. Y como cierre a la idea, retrató la vocación literaria de su padre: “él escribía todos los días y nunca pensaba en publicar. No lo veía como un objetivo”. Dos generaciones distantes no sólo por los años.
Guillermo Martínez pertenece a una generación de escritores nacidos en los años sesenta que actualmente ocupan un lugar de trascendencia en la literatura nacional. Sin embargo, él no se formó en los típicos núcleos. “Se que soy un caso extraño, lo mismo que Gustavo Nielsen que es arquitecto o Carlos Chernov, psicólogo. Lo que nos consagró a nosotros fueron los premios, no pertenecen a tal o cual grupo”, agregó. Algunos de los nombres de esa generación son Marcelo Birmajer, Pablo de Santis, Sergio Olguín, Leopoldo Brizuela, entre otros. Martínez ha recopilado una cantidad de premios importantes. Uno de ellos, el Premio Planeta en 2003, por la novela Crímenes imperceptibles. Una novela, que según contó él, comenzó como un cuento: “yo escribo mis novelas como cuentos, por su contundencia, por la tensión de ese género. Luego se extienden y terminan siendo novelas”. Lo que Martínez no padece es la ausencia de temas: “tengo una lista de temas en espera que quiero escribir. Trato de ser ordenado, aunque a veces irrumpe una idea y la dejo salir, respeto esas irrupciones”.
Al final de la charla, el público rodeó a Guillermo Martínez para firmar diferentes títulos de su obra. Algunos, conservaban la primera edición de Acerca de Roderer y otros, con La muerte lenta de Luciana B. bajo el brazo. El ciclo Cuatro Ficciones, organizado por la Editorial Mil Botellas, continúa el jueves próximo con la presencia de Noé Jitrik, crítico literario, poeta y narrador, un nombre con más de cincuenta años de recorrido en la literatura nacional.

Ramón D. Tarruella
Nota publicada en el diario Diagonales el lunes 15 de marzo de 2010.

Guillermo Martínez en el pasado encuentro de Cuatro Ficciones.
Foto: Delfina Magnoni

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