viernes, 5 de junio de 2009

CUATRO AUTORES HABLAN DE LOS PROTAGONISTAS DE SUS LIBROS

Ricardo Petraglia, Carlos Vallina, Felipe Celesia y Pablo Waisberg

No es cosa fácil la elección de una personalidad lo suficientemente atractiva como para conseguir la simpatía de sus lectores, y merecer a su vez, un arduo trabajo de investigación por parte del biógrafo. Idea que sostuvieron los cuatro invitados del Ciclo Cuatro Ficciones, aunque a la vez coincidieron en que sobran vidas excepcionales a las cuales dedicar una biografía. Carlos Vallina, co-autor de El cine quema. Raymundo Gleyzer; los periodistas Felipe Celesia y Pablo Waisberg, autores de La ley y las armas. Biografía de Rodolfo Ortega Peña, y Ricardo Petraglia, autor de Estela. La muerte de una hija que parió una abuela, se presentaron el jueves pasado en el Centro Cultural Islas Malvinas para hablar largo y tendido sobre biografías políticas, cerrando así el ciclo de mayo destinado al género.
En el caso de Carlos Vallina, que junto a Fernando Martín Peña escribió El cine quema, la figura elegida fue la de Raymundo Gleyzer, cineasta desaparecido en la última dictadura militar: “la intención fue invocar, poner de pie, a una personalidad que no deja de ser espectral, y que supo interpretar la realidad del momento con mucha lucidez”. Un personaje que Vallina tuvo la suerte de conocer cuando estudiaba cine en la facultad La Plata, “mientras nuestros compañeros intentaban aprender cómo se hacía una película, Raymundo ya había cargado una cámara al hombro y recorría el Brasil”, así retrató a Gleyzer, quien más tarde se convirtió en uno de los directores de cine político más importantes del país. Aquellas imágenes filmadas en Brasil, luego serían reunidas en La tierra quema, su primer documental.
Pablo Waisberg consideró la importancia del género al permitir el rescate de un personaje olvidado. Manifestó también que, “conocer el itinerario histórico recorrido, en este caso de Ortega Peña por medio de su militancia política, permite comprender mejor los procesos, las situaciones políticas, económicas y sociales de hoy”, agregó Waisberg, sobre la oportunidad de adentrarse en toda una generación a partir de su trabajo.
Felipe Celesia comentó que su primer acercamiento al personaje elegido fue a través de comentarios y semblanzas trasmitidas por su padre, que en los años setenta había sido defendido por Ortega Peña. Sin embargo, Celesia confesó que cuando quiso compartir la decisión de escribir sobre el abogado asesinado por la Triple A, su padre le advirtió: “ese no se merece una biografía; era un “getón” que no ponía el cuerpo como sí lo hacíamos nosotros”.
Celesia continúo aportando ciertas inquietudes que aparecieron una vez avanzada la investigación: si escribir o no sobre la vida íntima de Ortega Peña que en ocasiones, podía opacar sus virtudes como profesional. Y también dejó una pregunta como apertura a un debate con el público y los demás invitados: “¿está bien biografiar a los malos?”.
A la pregunta, Carlos Vallina reveló su deseo de leer una biografía sobre el general Ramón Camps, “sería muy interesante comprender cómo puede dividirse la mente humana”, y acotó: “tenés a un ser despreciable por un lado, pero que frente a su perrito y a sus nietos nadie puede negar que sea afectuoso, o el mejor abuelo”.
Ricardo Petraglia respondió a la misma pregunta diciendo que no hace falta evadir datos, “cuando se trata de un trabajo intelectual, hecho honestamente, incluso puede el personaje volverse más atractivo de lo que es”. Hacia el final de la charla, habló de los límites difusos que existen entre la vida pública y la vida privada, y el lugar que merece este último aspecto para terminar de presentar al personaje biografiado. “Respecto a Estela, en una oportunidad me surgió el dilema de si debía hablar o no sobre su conducta, porque en el ´55 salió a apoyar el golpe; aunque supe que las adversidades sufridas después, me sirvieron para entender que fueron como una especie de bisagra en su vida”, agregó Petraglia.
Otra de las dificultades intercambiadas entre los invitados, fue el desafío de biografiar a un personaje vivo como Estela de Carlotto y en el caso de Celesia y Waisberg, a Mario Firmenich, el próximo proyecto biográfico encaminado por los autores.
El ciclo Cuatro Ficciones que organiza el Grupo Editor Mil Botellas continua en junio con “Tinta y Celuloide”, un mes dedicado a la proyección de documentales. El próximo jueves 4 a las 19.30 hs, con entrada libre y gratuita, se proyectará el documental “Paraguay. Nosotros también podemos” y contará con la presencia de su director, Cristian Jure.

Sofía Silva
Nota publicada en Diagonales, el lunes 1 de junio de 2009.

1 comentario:

ernesto dijo...

Fuí alumno de Carlos Vallina y me gustaría contactarme con el.
Hay posibilidades de que me pasen su mail?

Gracias
Ernesto Mobili